Piñones: propiedades, calorías, beneficios, cómo comerlos y contraindicaciones

Los piñones son considerados frutos secos por su sabor y forma de conservarse, pero no pueden catalogarse como tal porque no son un fruto. Los pinos dan semillas desnudas, es decir, que no se dan de un fruto. Las semillas aparecen entre las escamas de las famosas piñas, llamadas conos, de apariencia leñosa, de las que tienen que ser separadas. Por lo tanto, es incorrecto decir que los piñones son frutos secos.

Entonces, ¿qué son los piñones? Los piñones son semillas de color hueso a rosado, con superficie lisa y forma ovoide, de sabor cremoso.

Quizás hayas notado que el precio de los piñones es considerablemente alto, y no es en vano, pues tienen un origen muy peculiar que requiere mucho trabajo para obtenerlos. Se trata de nada menos que las semillas de ciertos pinos y araucarias. No todos los pinos dan piñones de ese tamaño, muchos son pequeños, y por eso solamente ciertas especies dan los que pueden ser comercializados. Algunas especies de las que se obtienen buenos y grandes piñones son:

• Piñón mexicano (Pinus cembroides)
• Pino albar mediterráneo (Pinus pinea)
• Pino coreano (Pinus koraiensis)

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Los piñones son altamente calóricos, dado que el 64% son grasas. Una porción, de aproximadamente 30 gramos, tiene 207 calorías^[1]. Si bien es una cantidad elevada, son grasas buenas y sabiendo cómo comerlas podemos beneficiarnos de ellas, pues algunas de sus propiedades son:

• Anticancerígenas
• Antiinflamatorias
• Antidiabéticas
• Antireumáticas
• Anticolesterolémicas
• Cardioprotectoras
• Energéticas
• Antioxidantes

Ayudan a bajar de peso

Los piñones tienen ácido pinoleico, una grasa poliinsaturada que solamente ellos la contienen. A pesar de que son altamente calóricos, no aumentan de peso por tener fibra y un buen balance de componentes. Dan más energía y te ayudan a reducir depósitos de grasa, mientras te mantienen bien nutrido y con menos hambre.

Consumir piñones regularmente ayuda a balancear las rutas metabólicas del cuerpo que se dedican a procesar los lípidos. Esto significa que su consumo nos ayudará a procesar las grasas mucho mejor. Además, tienen un efecto peculiarmente positivo en la grasa visceral, que hay que mantener a raya para no padecer de problemas de salud graves. Finalmente, también ayuda a reducir la grasa del hígado, que afecta a su rendimiento^[2].

Protegen al corazón

Son excelentes los piñones para el colesterol. Las grasas que contienen son grasas buenas, y estas tienen un efecto positivo en el corazón. Nuevamente, el ácido pinoleico es muy benéfico para este fin y es que ayuda a reducir el colesterol malo que aumenta el riesgo de tener ataques cardíacos, porque saca el colesterol ya presente en la sangre y lo metaboliza para eliminarlo.

Mantienen la piel sana

Son ricos en vitamina E, que es un importante antioxidante que protege a la piel del envejecimiento prematuro. Además, esta vitamina E ayuda a sanar las heridas desde dentro, acelerando la cicatrización y suavizando las marcas.

Reducen resistencia a la insulina

Los piñones son benéficos para personas con diabetes, pues ayuda a reducir los niveles de azúcar en la sangre por la cantidad de grasas buenas que contiene y que mejoran la sensibilidad a la insulina. Por otro lado, los piñones son ricos en manganeso, un mineral que ayuda a prevenir y reducir la diabetes de tipo 2.

La mejor forma de comer piñones es cruda, con una dosis ideal de 55 gramos al día. Si buscas comerlos en dieta para bajar de peso, procura hacerlo de esta forma. Pero gracias a su gran versatilidad, los piñones suelen incorporarse a diferentes comidas, haciéndolas más nutricionales y más divertidas. Algunas ideas son:

• Topping: en comidas saldas como ensaladas o hummus.
• Parte de postres: como pueden ser galletas o pasteles saludables, en helados, o en la coca de crema, que es un pan español.
• Integrado en guisos: como en el chile relleno que lleva por picadillo con piñones.
• Molido en salsas: como es el mole mexicano, en donde uno de sus ingredientes puede ser el piñón, o en pesto mediterráneo, donde se mezcla con aceite de oliva y ajo.

Por la gran cantidad de grasas que tienen los piñones, son propensos a enranciar si se dejan almacenados demasiado tiempo. Para evitarlo, mantenlos lejos de la luz solar directa y de fuentes de calor. Si de plano piensas conservarlos mucho tiempo después de comprarlos, guárdalos en el congelador para mantenerlos frescos.

No se recomienda que sea consumido por personas con alergias directas a los piñones o a otras nueces, porque suelen procesarse en plantas donde se manipulan en conjunto.

Por otro lado, hay algunas personas que pueden tener una sensación metálica después de comer piñones, a lo que se le conoce como el síndrome de la boca de pino^[3]. Es incómodo porque puede durar hasta dos semanas e incluso comiendo otros alimentos, y es más común cuando se consumen piñones blancos chinos (Pinus armandii), con síntomas secundarios como diarrea y náuseas. Esto se debe a un receptor de sabor con un gen específico que hace que los piñones dejen ese sabor raro, y tiene más que ver con la percepción que con el sabor en sí. Lo mejor es que quienes ya hayan padecido este síndrome, lo eviten. Si es la primera vez que te sucede, no hay que preocuparse y solamente se debe esperar a que se diluya.

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