Setas comestibles en Cataluña

El rovelló, conocido también como níscalo en castellano, es una de las setas más apreciadas de los pinares catalanes. Su sombrero rojizo y el látex rojo vino que desprende al cortarlo lo hacen inconfundible. Esta especie, de nombre científico Lactarius sanguifluus, aparece principalmente en otoño tras las primeras lluvias y se utiliza mucho en guisos, a la plancha o en arroces. Aunque a menudo se confunde con el pinetell, el rovelló se distingue por su color más intenso y su látex rojizo.

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El pinatell, también llamado níscalo en castellano, crece principalmente en pinares y es muy popular en Cataluña. Su color naranja brillante y el látex anaranjado lo diferencian claramente del rovelló, ya que el pinatell corresponde a la especie Lactarius deliciosus. Esta seta aparece en otoño y es muy valorada en la cocina local, ideal para salteados, guisos o a la plancha, mostrando cómo dos especies similares pueden convivir y distinguirse fácilmente.

El camagroc, de nombre científico Craterellus lutescens, es una seta típica de los bosques catalanes con forma de embudo y un precioso color amarillo-anaranjado en la parte inferior del sombrero y a lo largo del pie. La parte superior del sombrero es lisa y de color marrón tabaco, más intenso según la humedad y la exposición al sol, mientras que el envés está surcado de surcos y pliegues. Esta especie combina muy bien en guisos, sopas y salteados.

El cep, conocido como Boletus edulis, es una de las setas más valoradas de la gastronomía catalana y una de las principales setas comestibles en Cataluña. Su sombrero marrón claro, carnoso y ligeramente convexo, junto con su pie robusto y blanco, hacen que sea fácilmente reconocible. Aparece principalmente en bosques de pino y roble durante el otoño, especialmente después de lluvias abundantes. Esta especie es muy apreciada en guisos, arroces y salteados.

La llenega negra, también llamada mocosa, es una de las setas comestibles en Cataluña más buscadas durante el otoño e invierno. Su sombrero marrón oscuro, viscoso, y el pie blanco recubierto de moco que adquiere tonalidad marrón la hacen fácilmente reconocible. Esta especie corresponde al Hygrophorus latitabundus y crece en pinares sobre suelos calcáreos, tolerando bien las primeras heladas. Esta seta es ideal para guisos, sopas o salteados.

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La llenega blanca es una seta muy apreciada en Cataluña por su sabor delicado y su textura firme. Su sombrero de color blanco amarillento, más oscuro en el centro, y el pie recubierto de moco permiten identificarla fácilmente, mientras que las láminas descienden por el pie, característica típica de la especie. Esta seta corresponde al Hygrophorus gliocyclus y aparece en pinares, especialmente bajo pino silvestre, durante el otoño e invierno.

El rossinyol, conocido en castellano como rebozuelo, es una de las setas comestibles en Cataluña más apreciadas por su intenso aroma y sabor afrutado. Su característico color amarillo dorado y su forma acampanada lo hacen fácilmente reconocible, con láminas poco profundas y algo separadas. Esta especie corresponde al Cantharellus cibarius y crece en bosques de coníferas y caducifolios durante el otoño, especialmente tras lluvias abundantes. Es ideal para guisos, salteados o como acompañamiento de carnes y arroces, siendo un clásico de la gastronomía catalana.

El fredolic, también conocido como negrilla, es una seta típica de los bosques catalanes que se encuentra principalmente en pinares y hayedos durante el otoño. Su sombrero grisáceo y su pie firme la hacen fácilmente reconocible, mientras que las láminas finas y densas permiten diferenciarla de otras setas catalanas. Esta especie corresponde al Tricholoma terreum y se utiliza en la cocina por su sabor delicado, siendo ideal para salteados, guisos o arroces, donde aporta un toque suave y aromático a los platos.

El moixernó, conocido en castellano como seta de San Jorge y de nombre científico Calocybe gambosa, es una de las setas comestibles más esperadas, ya que su aparición marca la llegada de la primavera en los bosques. Su sombrero liso de color blanco a crema y su pie robusto y firme lo hacen fácilmente identificable, mientras que sus láminas densas y adherentes permiten diferenciarlo de otras especies similares. Esta seta se recolecta sobre todo en pastizales y zonas abiertas de bosque. Es ideal para salteados, tortillas y guisos.

La gírgola, conocida también como seta de ostra, es una de las setas más versátiles en la cocina. Crece en troncos y tocones de árboles, especialmente de hoja caduca, formando grupos en forma de abanico con un sombrero grisáceo a marrón y láminas blancas descendentes. Esta especie corresponde al Pleurotus ostreatus y aparece principalmente en otoño e invierno. Es ideal para salteados, sopas o guisos, aportando una textura tierna y un sabor suave que combina con muchos platos.

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La llengua de bou, también llamada lengua de gato o gamuza, es una seta muy apreciada en Cataluña por su sabor delicado y su textura firme. Su sombrero, inicialmente pardo anaranjado, se vuelve más claro con la edad, y en la parte inferior presenta pequeños aguijones decurrentes en lugar de láminas. Esta especie corresponde al Hydnum repandum y crece en bosques mixtos y de coníferas durante el otoño. Es ideal para guisos, sopas o salteados, aportando un sabor suave y aromático a los platos.

La trompeta de la mort es una seta muy apreciada por su sabor intenso y aroma característico, aunque su aspecto oscuro y ahuecado le da un nombre un tanto inquietante. Su cuerpo tubular negro grisáceo forma pequeños racimos y carece de sombrero definido, mientras que la parte interior es más clara. Esta especie corresponde al Craterellus cornucopioides y crece en bosques caducifolios y mixtos durante el otoño. Es ideal para guisos, sopas o salteados, y su sabor se intensifica al secarse.

Los ous de reig, conocidos como oronja o Amanita caesarea, son unas de las setas comestibles en Cataluña más valoradas por su intenso sabor y su vistoso color naranja. Su sombrero redondeado y liso, junto con el pie firme y blanco con volva, son rasgos característicos de esta especie. Aparece en bosques de encinas, robles y castaños durante el verano y el otoño. Es ideal para guisos, salteados o como acompañamiento de arroces, aportando un sabor delicado y aromático que la convierte en una joya de la gastronomía catalana.

El escarlet, también llamado carlet o seta cardenal, es una seta muy apreciada en Cataluña por su sabor delicado y su vistoso color rojo vino. Su sombrero ligeramente viscoso y las láminas blancas algo decurrentes son características de esta especie, el Hygrophorus russula. Crece principalmente en bosques de encinas y robles durante finales del otoño y principios del invierno. Es ideal para guisos, sopas o salteados, aportando un sabor suave y aromático a los platos.

La tòfona negra, conocida en castellano como trufa negra, es uno de los tesoros culinarios y una de las setas comestibles en Cataluña más valoradas. Su aroma intenso y característico la hace única, mientras que su exterior rugoso y color negro brillante la distingue de otras trufas. Esta especie corresponde al Tuber melanosporum y crece bajo árboles como encinas, robles y avellanos, especialmente en suelos calizos durante el invierno. Es muy apreciada en la cocina para rallar sobre platos, añadir a salsas o en recetas gourmet, aportando un sabor y aroma inconfundibles.

Ahora que ya puedes reconocer las setas comestibles en Cataluña, no te pierdas este vídeo donde podrás conocer las setas comestibles en España.

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