Terraza fluvial: qué es, cómo se forma y ejemplos

Una terraza fluvial o aluvial es una antigua planicie de inundación que se encuentra elevada a ambos lados de un valle que ha quedado relicta por los procesos naturales de migración lateral, acumulación (depósito) o erosión de los ríos.

Morfológicamente, está compuesta por una franja de terreno relativamente plana que se distingue de la llanura de inundación de otras terrazas o de las tierras altas adyacentes por la presencia de pendientes más pronunciadas llamadas ascendentes. Estas terrazas se disponen de forma paralela y por encima del cauce actual y su llanura de inundación, constituyendo remanentes de antiguos niveles fluviales que permiten reconstruir la historia evolutiva y los cambios en el régimen del río.

Una terraza fluvial tiene lugar en varios pasos:

1. Depósito inicial de sedimentos: el río llena el valle con materiales aluviales, formando una amplia planicie de inundación. Esto puede ocurrir por cambios climáticos que aumentan la carga de sedimentos o disminuyen el caudal, o bien por la elevación del nivel base que reduce el gradiente del río.
2. Elevación de la planicie: a medida que el depósito continúa, la planicie de inundación se eleva gradualmente.
3. Reinicio de la erosión: cuando el equilibrio se rompe (por variaciones en el caudal, el nivel base o el clima), la corriente comienza a encajarse y labra un nuevo cauce a un nivel más bajo, cortando los sedimentos previamente acumulados. Aquí puedes leer acerca de la Erosión fluvial: qué es, tipos, consecuencias y ejemplos.
4. Formación de la terraza: la antigua planicie de inundación queda entonces elevada en los márgenes del valle, constituyendo la terraza fluvial.

Existen dos tipos de terrazas fluviales:

Terrazas sobre roca

Equivalentes a las “strath terraces” en la literatura anglosajona. Se forman mediante tres fases sucesivas: erosión vertical, erosión lateral y nuevamente erosión vertical, actuando sobre el sustrato rocoso. Por lo general, presentan sólo una delgada cobertura de gravas, correspondientes al antiguo lecho fluvial. En contextos tectónicos, estas terrazas son valiosos indicadores del levantamiento continuo del terreno y tienen un alto potencial de conservación.

Terrazas de acumulación

Resultan de una sucesión de fases: erosión vertical, seguido de una etapa de ampliación o acumulación de sedimentos, y nuevamente erosión vertical. Reflejan periodos de estabilidad en los cuales predominó la deposición sobre la erosión. La acumulación puede deberse a un aumento en la carga de sedimentos, reducción del caudal o cambios en el nivel base del río. Su formación suele relacionarse con variaciones climáticas y eustáticas, aunque también pueden verse influenciadas por actividad tectónica o por capturas de drenaje.

Las terrazas fluviales pueden hallarse en diferentes regiones como, por ejemplo:

• Valles de ríos de montaña: aparecen en regiones donde la incisión fluvial, el proceso por el cual un río profundiza su cauce, es intensa por la pendiente y la tectónica. Las terrazas se disponen escalonadamente a lo largo del valle, mostrando antiguos niveles de inundación. Ejemplos: terrazas del río Mendoza y terrazas del río Colorado en los Andes argentinos, y terrazas del río Rhone en los Alpes suizos.
• Valles intermontanos y piedemontes: se forman en áreas de transición entre montañas y llanuras, donde los ríos alternan fases de acumulación de sedimentos y encajamiento. Ejemplos: terrazas del río Lerma en México y terrazas del río Limay en la Patagonia argentina.
• Grandes llanuras aluviales: en sectores bajos y cercanos a la desembocadura, las terrazas se originan por cambios en el nivel base, como variaciones del nivel del mar o de lagos. Ejemplos: terrazas del río Paraná en Argentina y terrazas del río Mississippi en Estados Unidos.
• Regiones tectónicamente activas: en zonas con levantamientos del terreno, cada episodio de incisión del río deja nuevas terrazas escalonadas, que son valiosos indicadores de la dinámica tectónica. Ejemplos: terrazas del río Bío-Bío en Chile y terrazas del río Loira en Francia.
• Entornos glaciares o periglaciares: asociadas a pulsos de carga y descarga de sedimentos durante glaciaciones y deglaciaciones, las terrazas registran fases de agradación y erosión vinculadas al clima. Ejemplos: terrazas del río Baker en la Patagonia chilena y terrazas del río Rhone en Suiza.
• Antiguas cuencas fluviales fósiles: incluso en áreas donde los ríos actuales han cambiado de curso o desaparecido, las terrazas relictas permanecen como registros geomorfológicos del pasado. Ejemplos: terrazas relictas del río Desaguadero en Argentina y terrazas fósiles del río Thames en Inglaterra.

Las terrazas fluviales son importantes ya que permiten estudiar la evolución de los suelos incorporando el factor tiempo con relativa facilidad. Aunque no siempre se cuente con dataciones absolutas, es posible establecer una cronología relativa bastante precisa recurriendo a distintos criterios como la presencia de restos faunísticos, las características geomorfológicas del relieve o la interpretación cartográfica. De esta manera, las terrazas ofrecen una valiosa oportunidad para analizar procesos pedogenéticos a lo largo de amplias escalas de tiempo.

Además, representan elementos fundamentales en la historia humana. En muchas terrazas fluviales se han hallado yacimientos arqueológicos, incluyendo restos y expresiones artísticas, lo que convierte a estas formas del relieve en testimonios fundamentales tanto para comprender la dinámica natural de los paisajes como para reconstruir la evolución cultural de las sociedades.

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