Ibones: qué son, cómo se forman, tipos, dónde se encuentran e importancia
Los ibones son lagos de origen glaciar situados en alta montaña, principalmente en el Pirineo aragonés. Se forman en depresiones excavadas por glaciares que, al retirarse, quedaron llenas de agua procedente del deshielo y la lluvia. Existen distintos tipos: glaciares, de morrena, colgados o kársticos. Son esenciales por su valor ecológico, cultural y turístico, destacando entre los ibones más famosos de España la Basa de la Mora y los de Bachimaña. Sigue leyendo sobre qué son los ibones, cómo se forman, tipos, dónde se encuentran e importancia en este post de GEOenciclopedia.
¿Qué son los ibones y dónde se encuentran?
Los ibones son lagos de origen glaciar situados en alta montaña, principalmente en los Pirineos. La mayoría se encuentran por encima de los 1.500 metros de altitud, rodeados de picos escarpados y paisajes alpinos. Suelen caracterizarse por sus aguas frías, limpias y cristalinas, procedentes del deshielo y de la acumulación de lluvias y nieve.
Si hablamos de estos lagos, es necesario aprender qué significa la palabra ibón. El término proviene del aragonés y hace referencia a los pequeños lagos que aparecen en las alturas de los Pirineos. A diferencia de otras cordilleras, donde se habla de lagos glaciares en general, en Aragón el vocablo ibón se ha mantenido como una seña de identidad cultural y geográfica propia.
La mayor concentración de ibones está en el Pirineo aragonés, especialmente en la provincia de Huesca, aunque también se encuentran en menor número en Navarra y Cataluña. Estos lagos forman parte esencial del paisaje pirenaico y, al mismo tiempo, son un gran atractivo turístico y natural. Muchos excursionistas recorren la conocida ruta de los ibones, una de las experiencias de senderismo más valoradas para quienes quieren descubrir la belleza de estas lagunas de montaña.
¿Qué características tienen los ibones?
Los ibones son lagos de alta montaña que se distinguen por estar situados en altitudes elevadas, normalmente por encima de los 1.500 metros. Suelen tener aguas frías, cristalinas y de gran pureza, debido a que provienen de deshielos y de la acumulación de aguas glaciares. El color de los ibones varía entre el verde esmeralda y el azul intenso, dependiendo de la profundidad y de la luz solar.
Algunos ibones se mantienen durante todo el año, mientras que otros son estacionales y desaparecen en épocas de menos deshielo. Su tamaño también es muy variable: desde pequeños charcos de montaña hasta lagos de gran extensión.
¿Qué diferencia hay entre lago glacial, embalse e ibón?
Aunque un ibón se considera un lago glaciar, no todos los lagos glaciares son ibones. La diferencia radica en el uso del término. En los Pirineos, "ibón" hace referencia a esos lagos de origen glaciar con identidad cultural propia.
Un embalse, por su parte, es una construcción artificial creada para retener agua, con fines de abastecimiento, riego o energía hidroeléctrica. Los ibones son totalmente naturales y no tienen intervención humana en su formación.
¿Cómo se forman los ibones?
Los ibones se formaron principalmente durante la última glaciación, hace miles de años. Los glaciares, al desplazarse lentamente, excavaron depresiones en el terreno rocoso. Cuando los glaciares retrocedieron, esas cavidades quedaron llenas de agua procedente del deshielo y de la acumulación de precipitaciones. El proceso de formación incluye tres etapas y explica por qué los ibones tienen aguas tan frías y puras, así como su localización en cotas altas:
- Erosión glaciar: el hielo arrastra rocas y sedimentos, profundizando el terreno.
- Retirada del glaciar: al aumentar la temperatura, los glaciares retroceden y dejan tras de sí cubetas excavadas.
- Acumulación de agua: la nieve y el hielo derretidos, junto con la lluvia, llenan las depresiones, dando lugar al ibón.
¿Qué tipos de ibones existen?
Según su origen y características, se pueden clasificar en varios tipos. A saber:
- Ibones glaciares: los más comunes, formados en cubetas excavadas por glaciares.
- Ibones de morrena: se sitúan detrás de las morrenas glaciares, es decir, acumulaciones de rocas que dejan los glaciares al retroceder.
- Ibones colgados: pequeños lagos que se encuentran en terrazas o alturas intermedias del valle glaciar.
- Ibones kársticos: formados en zonas de calizas o dolomías, donde el agua se acumula en cavidades naturales.
- Ibones artificiales: aunque el término ibón se asocia a lo natural, en algunos casos se han construido pequeños diques para regular el agua en antiguos ibones glaciares.
¿Qué ejemplos de ibones hay?
Los ibones del Pirineo de Huesca son un claro ejemplo de ibones, ya que son de los más visitados y conocidos por senderistas y amantes de la naturaleza. Entre ellos destacan:
- Ibón de Anayet: rodeado de un paisaje volcánico único, con vistas al pico Anayet y a la zona de Formigal.
- Ibón de Bachimaña: situado cerca del Balneario de Panticosa, es uno de los más accesibles y punto de partida de rutas hacia otros lagos.
- Ibón de Plan o Basa de la Mora: considerado uno de los ibones más famosos de España, envuelto en leyendas y rodeado de bosques de gran belleza.
- Ibones de Arriel: un conjunto de lagunas en el valle de Tena, ideales para quienes buscan rutas de media y alta montaña.
Los ibones del Pirineo aragonés tienen un enorme valor paisajístico e importancia ecológica. Muchos de ellos forman parte de itinerarios de senderismo muy populares, que permiten conocer de cerca la riqueza natural de la cordillera pirenaica.
¿Cómo es la flora y fauna de los ibones?
Los ibones, debido a su altitud y condiciones climáticas extremas, albergan una flora y fauna adaptada al frío.
En cuanto a flora, se destacan especies como:
- Pino negro (Pinus uncinata), que crece en cotas altas.
- Edelweiss (Leontopodium alpinum), una flor emblemática de los Pirineos.
- Musgos y líquenes, que colonizan las orillas pedregosas.
Respecto a la fauna, algunos animales característicos son:
- Tritón pirenaico (Calotriton asper), endémico de la zona.
- Sapo partero y otras especies de anfibios que encuentran refugio en estos ambientes húmedos.
- Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), un ave rapaz en peligro de extinción que sobrevuela las cumbres pirenaicas.
- Marmotas y sarrio o rebeco pirenaico, habituales en los alrededores de los ibones.
¿Cómo afecta el cambio climático a los ibones?
El cambio climático es una de las principales amenazas para los ibones. El aumento de las temperaturas acelera el deshielo de los glaciares y reduce la acumulación de nieve en invierno. Esto provoca una disminución del caudal que alimenta a los ibones, reduciendo su tamaño o incluso provocando su desaparición en casos extremos.
Además, la subida de temperaturas altera el equilibrio ecológico. Algunas especies adaptadas al frío pueden verse desplazadas o en peligro, mientras que otras menos propias de la alta montaña comienzan a colonizar el entorno. La reducción de los glaciares pirenaicos en las últimas décadas es un ejemplo claro de cómo el cambio climático está modificando el paisaje, y los ibones son un testimonio de esta transformación.
¿Por qué son importantes los ibones?
Los ibones no solo tienen un gran valor paisajístico, sino también ecológico y cultural.
- Ecológico: son reservorios de agua dulce en ecosistemas de montaña, esenciales para la biodiversidad.
- Científico: aportan información sobre la evolución climática y glaciar de los Pirineos.
- Cultural: forman parte del imaginario y las leyendas del Pirineo aragonés.
- Turístico: atraen cada año a miles de personas que recorren la ruta de los ibones, una de las experiencias más populares de senderismo en España.
En definitiva, los ibones son un patrimonio natural de gran valor. Lugares como la Basa de la Mora o los ibones de Bachimaña están entre los ibones más famosos de España, y su conservación es fundamental para las generaciones futuras.
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- del Valle Melendo, J. (2022). Los ibones del pirineo aragonés. Joyas de agua en nuestras montañas. Armas y Cuerpos, (151), 104-110.
- Juez, A. P. (2012). Origen, características ambientales y ecológicas de los ibones aragoneses: efectos de la actividad humana en ellos. Universidad de Zaragoza.
