Micoturismo: qué es, dónde practicarlo y consejos para disfrutarlo

El micoturismo, también conocido como turismo de setas, es una forma de turismo rural y de naturaleza que gira en torno a la búsqueda, identificación y recolección de setas y hongos silvestres. Se trata de una actividad que combina el contacto directo con el entorno natural, el aprendizaje sobre micología y, en muchos casos, la gastronomía local.

Durante las salidas micoturísticas, los participantes recorren bosques y montes guiados por expertos o aficionados experimentados, quienes enseñan a distinguir las especies comestibles de las tóxicas, así como las normas básicas de recolección responsable. El objetivo no es solo llenar la cesta, sino disfrutar del paisaje, aprender sobre los ecosistemas y respetar el equilibrio natural.

En los últimos años, el micoturismo ha ganado popularidad en regiones donde las setas forman parte de la cultura y la cocina tradicional, especialmente en otoño, cuando las lluvias y las temperaturas favorecen su aparición. Además, muchos destinos han desarrollado rutas micológicas, ferias, talleres y degustaciones, convirtiendo esta afición en un atractivo turístico sostenible y educativo.

Si te preguntas dónde hacer micoturismo, España es uno de los destinos más recomendables del mundo para disfrutar de esta experiencia. Gracias a su gran diversidad de climas y ecosistemas, el país cuenta con numerosos bosques y montes donde las setas crecen en abundancia durante el otoño y la primavera.

Entre los principales lugares para practicar micoturismo en España, destacan:

• Soria, conocida como la “capital de las setas”, ofrece bosques de pino y roble repletos de níscalos, boletus y setas de cardo. Además, organiza jornadas gastronómicas y rutas guiadas cada temporada.
• León, especialmente la zona de El Bierzo y los montes de León, es ideal para quienes buscan boletus edulis y otras especies de alta calidad culinaria.
• Cataluña, con enclaves como el Montseny, la Garrotxa o el Pirineo, combina la recolección de setas con una rica tradición gastronómica.
• País Vasco, donde las setas tienen un papel destacado en su cocina, ofrece experiencias completas que unen naturaleza, cultura y buena mesa, sobre todo en Álava y Guipúzcoa.
• Otras regiones como Navarra, Castilla y León, Galicia y Andalucía también cuentan con zonas micológicas de gran interés y cada vez más rutas señalizadas para los aficionados.

Fuera de España, hay también países con una larga tradición en este tipo de turismo. En Francia e Italia, el micoturismo se asocia a la recolección de trufas, un producto muy apreciado en la alta cocina. Suiza, con sus bosques alpinos, ofrece paisajes espectaculares donde abundan especies comestibles. Y en Japón, el interés por las setas va más allá de la recolección, ya que forman parte esencial de su cultura gastronómica, con variedades autóctonas, como el shiitake o el matsutake.

En las salidas de micoturismo, los participantes suelen centrarse en la búsqueda de setas comestibles, es decir, aquellas especies seguras y apreciadas por su sabor y valor gastronómico. Aprender a reconocerlas es una parte esencial de la experiencia, ya que muchas especies pueden parecerse entre sí, y es fundamental distinguir las setas comestibles de las tóxicas.

Entre las setas comestibles más populares en España se encuentran:

• Níscalo o robellón (Lactarius deliciosus): una de las especies más conocidas y fáciles de identificar, muy común en pinares de toda la península.
• Hongo blanco o cep (Boletus edulis): muy valorado en la cocina por su textura firme y su aroma intenso.
• Seta de cardo (Pleurotus eryngii): típica de zonas más secas y abiertas, crece en los alrededores de los cardos silvestres.
• Rebozuelo o chantarela (Cantharellus cibarius): destaca por su color amarillo y su delicado sabor afrutado.
• Seta barbuda o seta de tinta (Coprinus comatus): se encuentra en prados y zonas de pasto, especialmente tras las lluvias.
• Trompeta de los muertos (Craterellus cornucopioides): pese a su color oscuro, es una de las más apreciadas en la alta cocina.

El micoturismo ofrece una gran variedad de beneficios que van mucho más allá de la simple búsqueda de setas.

• En primer lugar, favorece el contacto directo con la naturaleza. Al caminar por bosques y montes, los participantes se desconectan del estrés diario y disfrutan del aire libre, el silencio y los paisajes otoñales.
• También tiene un fuerte componente educativo y cultural. El micoturismo enseña a reconocer distintas especies de hongos, entender su función en los ecosistemas y respetar los ciclos naturales.
• Otro beneficio importante es su impacto económico y sostenible. Las rutas micológicas, los talleres y las ferias atraen visitantes a pueblos y comarcas, impulsando la economía local sin dañar el medio ambiente.

Aunque parece una actividad sencilla, la recolección de setas requiere atención, conocimiento y responsabilidad. Vamos a darte algunos consejos básicos para hacerlo correctamente:

• Infórmate antes de salir. Es importante conocer la zona, las especies que suelen aparecer en la época y las normativas locales, ya que en muchos lugares se requiere un permiso de recolección o existen límites de cantidad.
• Ve acompañado con un guía experto. Si eres principiante, lo ideal es unirte a una salida organizada o ir con alguien con experiencia. Muchas setas venenosas o tóxicas se parecen a las comestibles, y una identificación incorrecta puede tener consecuencias graves.
• Utiliza material adecuado. Lleva una cesta de mimbre (nunca bolsas de plástico, ya que impiden que las esporas se dispersen), una navaja para cortar las setas sin dañar el micelio y ropa cómoda y resistente para caminar por el monte.
• Recolecta solo lo que vayas a consumir. El micoturismo responsable busca disfrutar de la naturaleza sin abusar de sus recursos. Evita arrancar las setas pequeñas o demasiado maduras y respeta las especies que no conozcas.
• No alteres el entorno. Camina por los senderos siempre que sea posible, no remuevas la tierra en exceso y evita dejar basura.

Aunque la recolección de setas es la actividad principal, el micoturismo abarca mucho más que salir al bosque con una cesta. Entre las actividades más frecuentes tenemos:

• Talleres de identificación y micología.
• Degustaciones y experiencias gastronómicas.
• Visitas a museos y centros micológicos.
• Actividades familiares y educativas.
• Fotografía y observación de la naturaleza.

Si te ha gustado descubrir qué es el micoturismo o turismo de setas, no te pierdas este vídeo que te dejamos aquí sobre más de 10 hongos comestibles.

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