Plantas pirófilas: qué son, tipos, cómo sobreviven al fuego y ejemplos
El fuego es un elemento temido por la destrucción que puede causar sobre los seres vivos, pero en la naturaleza nada es completamente malo ni bueno. Así como el fuego sirve para calentarnos o para cocinar alimentos, también hay ciertas plantas resistentes al fuego que se benefician de su presencia, a las que se les llama plantas pirófilas. Existen varios tipos: las pirófilas o pirrófitas, las activas o pasivas, así como las rebrotadoras o germinadoras. Algunos ejemplos son los encinos, pinos y secuoyas. Para saber más, te invitamos a leer este artículo de BIOenciclopedia sobre qué son las plantas pirófilas, sus tipos, cómo sobreviven al fuego y ejemplos.
¿Qué son las plantas pirófilas?
Las plantas pirófilas son aquellas que tienen una buena relación con el fuego, sea porque lo necesitan para sobrevivir o porque lo resisten mejor que otras plantas.
Esta propiedad surge como adaptación a lugares en donde los incendios forestales son comunes, pero solamente nos referimos a los incendios naturales que se dan en épocas concretas, por supuesto, no a los creados por el hombre.
Tales incendios naturales son frecuentes en zonas áridas en donde las plantas liberan etileno inflamable, como sucede en el Mediterráneo o en los desiertos australianos. Asimismo, pueden ser causados por tormentas eléctricas o por erupciones volcánicas.
Además de que esta característica les da resiliencia, que es la capacidad de surgir frente a perturbaciones, y les atribuye una ventaja de supervivencia para su especie, hay mucha flora pirófila que requiere de estos incendios para limpiar y promover la germinación de sus semillas. Revisemos ahora en qué medida requieren las diferentes plantas pirófilas el fuego.
¿Qué tipos de plantas pirófilas hay?
Podemos distinguir dos tipos diferentes de plantas pirófilas:
- Plantas pirófitas: son las que tienen una ventaja competitiva sobre aquellas plantas que perecen con el fuego porque lo resisten mejor. No lo necesitan indispensablemente, por lo que también se les conoce como plantas adaptadas al fuego.
- Plantas pirófilas: estas sí dependen completamente del fuego, especialmente para completar su ciclo de vida.
Otro tipo de clasificación es la que distingue cómo usan el fuego, entre las que tenemos a las:
- Pirófilas activas: son plantas que tienen compuestos que las hacen más propensas a incendiarse, y que activamente participan en la formación del fuego.
- Pirófitas pasivas: son plantas que pueden tolerar el fuego, pero no participan en él.
Finalmente, podemos clasificarlas según su comportamiento después del fuego. Así tenemos dos tipos de vegetación pirófila:
- Plantas rebrotadoras: son las que vuelven a crecer después del fuego porque sus raíces y tallos subterráneos pueden sobrevivir.
- Plantas germinadoras: son las que usan al fuego como parte del proceso para germinar sus semillas.
¿Cómo sobreviven al fuego las plantas pirófilas?
Para poder sobrevivir a un incendio, existen adaptaciones al fuego en las plantas. Algunas de ellas son:
- Tallos subterráneos: que les permiten resurgir y regenerarse aun cuando la parte aérea desaparezca.
- Engrosamiento de estructuras: puede ser tanto de cortezas como de partes que protegen a las semillas. Por lo general, las pirófilas son leñosas con gruesos troncos y cortezas.
- Recubrimientos cerosos: que funcionan como aislamiento frente a los incendios.
- Alto contenido de agua: los tallos y cortezas tienen un contenido de agua superior al de otras plantas, que ayuda a refrescar a la planta frente al calor extremo del fuego.
- Estructuras de almacenaje: muchas plantas pirófilas tienen órganos de reserva bajo tierra que les sirven para mantenerse latentes después del fuego sobre tierra.
- Alta capacidad de renovación: tras un incendio, muchas plantas pirófilas rebrotan rápidamente desde raíces o tallos subterráneos, aprovechando la menor competencia y las condiciones favorables del terreno quemado.
- Semillas longevas: las semillas de las pirófilas pueden vivir varios años enterradas sin que envejezcan por falta de recursos necesarios. Esto además permite que se entierren cada vez más, manteniéndose aún todavía viables, dándole una ventja asobre aquellas smeillas superficiales.
¿Qué ejemplos de plantas pirófilas hay?
Revisemos a continuación algunas de las especies pirófilas más populares.
Eucaliptos (Eucalyptus spp.)
El eucalipto tiene un aroma muy conocido, y es que sus hojas tienen aceites esenciales. Además de dar aroma, también son sumamente inflamables, lo que ayuda a dispersar el fuego fácilmente. Esto les sirve como estrategia para deshacerse de otras especies de plantas que quieran crecer a su alrededor, pues sucumben al incendio.
Secuoyas rojas (Secuoia sempervirens)
Las secuoyas son de los árboles que más alto pueden crecer, y esto se debe en parte a la capacidad que tienen de resistir al fuego. Su corteza es sumamente gruesa: puede medir hasta 30 centímetros de ancho. Por otro lado, el fuego ayuda a que las semillas germinen.
Pinos (Pinus spp.)
Los pinos producen los conocidos conos o piñas en los que se albergan las semillas. Estos conos se mantienen cerrados y son sumamente resistentes a los incendios. Asimismo, los pinos tienen mucha resiliencia frente a los incendios y se recuperan bien.
Encinos colorados (Quercus rysophylla)
Los encinos suelen encontrarse en bosques asociados con los pinos, así que tienen estrategias similares para sobrevivir a los incendios. Tienen cortezas anchas, y además pueden rebrotar. Sin embargo, hay que considerar que esto no ocurre en pocos meses, sino que puede tomar hasta 10 años.
Jaras (Cistus ladanifer)
La jara es un arbusto del mediterráneo sumamente resistente, al punto de que ha logrado extenderse ampliamente. Esto es parte de su estrategia de resistencia la fuego, pero además, es una pirófila activa que contiene resina altamente combustible que propicia los incendios, porque sus semillas requieren pasar por altas temperaturas para germinar.
¿Qué función cumplen las plantas pirófilas en el ecosistema?
Las plantas pirófilas cumplen funciones clave, ya que son las que permiten que, incluso después de incendios, la vegetación pueda renovarse. Sin ellas, los ecosistemas áridos que enfrentan incendios no existirían y serían parajes sin la base de la cadena trófica, que son las plantas.
Esta flora pirófila es parte esencial para el ecosistema, pues secuestra dióxido de carbono, retiene agua en el subsuelo, provee refugio, alimento y oxígeno a las especies animales, y también ayuda a regular la temperatura atmosférica.
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