Hongos comestibles en Argentina
Tanto en Argentina como en otros países alrededor del mundo, los hongos comestibles han adquirido relevancia en la alimentación humana tanto por su alto valor nutricional como por sus importantes propiedades medicinales. Entre las especies más conocidas en el país se encuentran el champiñón silvestre (Agaricus campestris), el matacandil (Coprinus comatus) y la girgola rosa (Pleurotus djamor), todas ellas muy apreciadas en la gastronomía por su sabor y versatilidad. ¿Te gustaría conocer cuáles son algunas de las especies de hongos comestibles en Argentina? Entonces no te pierdas el siguiente artículo de EcologíaVerde.
- Champiñón silvestre (Agaricus campestris)
- Oreja de chancho (Auricularia fuscosuccinea)
- Pan de indio (Cyttaria darwinii)
- Lengua de vaca (Fistulina antarctica)
- Matacandil (Coprinus comatus)
- Hongo de sombrero violeta (Cortinarius magellanicus)
- Gargal (Grifola gargal)
- Gimnopilus pampeanus (Gymnopilus pampeanus)
- Hongo del coco (Phlebopus bruchii)
- Trompetita blanca (Hydropus dusenii)
- Apagador (Macrolepiota procera)
- Girgola rosa (Pleurotus djamor)
- Colmenilla (Morchella esculenta)
- Pata de pájaro (Ramaria botrytis)
- Hongo rey (Stropharia rugosoannulata)
Champiñón silvestre (Agaricus campestris)
De carne espesa y color blanco, el champiñón silvestre, es una especie de amplia distribución mundial. Suele observarse en otoño y primavera. Se recomienda consumir los ejemplares jóvenes y evitar los adultos. Se cocina en diversas preparaciones como crudo en ensaladas o en revueltos y guisos. Algo muy importante al tener en cuenta es que su recolección debe ser responsable y con conocimiento, ya que puede confundirse con otras especies tóxicas como Lepiota naucina, que puede causar intoxicaciones intestinales en algunas personas.
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Oreja de chancho (Auricularia fuscosuccinea)
Conocido popularmente como oreja de chancho, posee una forma distintiva, similar a una oreja. Su color varía, pero generalmente es marrón rojizo. Posee numerosas propiedades nutricionales y medicinales, y continúa siendo objeto de estudio. ¿Sabías que actualmente es el cuarto hongo más consumido a nivel global? Este hongo ayuda a descomponer la madera, por lo que suele encontrarse en grupos adheridos a la corteza de los árboles.
Pan de indio (Cyttaria darwinii)
El pan de indio es una especie que era consumida por los pueblos originarios que habitaban las inmediaciones del canal de Beagle. Este hongo crece formando esferas anaranjadas parasitando ramas y troncos de árboles del género Nothofagus spp. como las lengas y los ñires. Si bien puede consumirse fresco, su sabor es algo insípido, por lo que suele prepararse en forma de pickles.
Lengua de vaca (Fistulina antarctica)
Produce fructificaciones rojizas con forma de lengua de hasta 15 cm de largo. Se adhiere directamente a los troncos o mediante un pequeño estípite lateral. Su superficie es lisa y está cubierta por una fina película gelatinosa. Es un hongo saprófito que degrada la madera viva provocando pudrición castaña. Su carne es rojiza, gelatinosa y de textura carnosa, con aroma suave y sabor dulce. Se distribuye en bosques andino-patagónicos, asociado a especies de Nothofagus como el roble pellín, raulí, coihue, ñire y lenga. Puede consumirse crudo en ensaladas o cocido.
Matacandil (Coprinus comatus)
El matacandil o apagadador produce cuerpos fructíferos frágiles de hasta 20 cm de altura, con un sombrero cilíndrico-ovoide que luego se vuelve campanulado, de color blanco y cubierto por escamas lanosas. Sus láminas, inicialmente blancas, se tornan rosadas y finalmente negras. Crece sobre suelos ricos en nutrientes, especialmente en pastizales o zonas removidas. Es comestible si se consume en estado juvenil y debe cocinarse inmediatamente luego de su recolección, ya que su conservación es muy limitada. Aunque es difícil de confundir, existe otra especie del género, Coprinus atramentarius que si bien es comestible se vuelve muy tóxica al ingerirse con alcohol.
Hongo de sombrero violeta (Cortinarius magellanicus)
Cortinarius magellanicus es un hongo comestible que se encuentra en los bosques patagónicos de Argentina y Chile, asociándose principalmente con árboles del género Nothofagus. Su sombrero presenta un llamativo color violeta o púrpura (de allí su nombre vulgar), que se torna pardo claro al cocinarse. Es preferible consumirlo cocido o rehidratado, ya que adquiere un sabor y aroma agradables que recuerdan a frutos secos. Su recolección debe realizarse con precaución, ya que especies similares pueden ser tóxicas.
Gargal (Grifola gargal)
El gargal es una especie difícil de encontrar y poco abundante, ya que es endémica de los bosques andino patagónicos y solo aparece asociada al roble pellín. Produce fructificaciones con numerosos sombreros blancos unos sobre otros a modo de repisa. Se puede conservar deshidratada por largo tiempo, aunque este método afecta principalmente su textura. Su aroma y sabor es similar al de las almendras.
Gimnopilus pampeanus (Gymnopilus pampeanus)
El gimnopilus pampeano es un hongo comestible que crece de forma silvestre bajo árboles de eucalipto en la región pampeana de Argentina. Su sombrero es de color naranja brillante, con láminas de color óxido y un pie robusto. Es una especie saprófita que descompone celulosa y lignina, lo que le permite degradar eficientemente residuos de madera. Su cultivo ha sido estudiado en sustratos como aserrín de álamo, alcanzando una eficiencia biológica del 70,67%. En Argentina, se consume principalmente en escabeche o vinagre, ya que su sabor amargo desaparece con estos métodos de preparación.
Hongo del coco (Phlebopus bruchii)
Es una especie endémica de las Sierras de Córdoba y es el único hongo comestible nativo que se recolecta y consume en la región. Su sombrero es de color marrón oscuro a negro, de textura carnosa y sabor suave que recuerda a la nuez. Se recolecta principalmente en primavera y se conserva deshidratado, aunque su textura puede volverse más firme con este método.
El hongo del coco forma una relación simbiótica con el árbol Fagara coco, esencial para el ciclo de vida del hongo y su presencia en el ecosistema. Sin embargo, debido a la pérdida de hábitat y la recolección no regulada, el hongo del coco se encuentra en peligro crítico de extinción. Por lo tanto, su conservación y manejo sostenible son fundamentales para preservar esta especie.
Trompetita blanca (Hydropus dusenii)
Este hongo es endémico de los bosques andino-patagónicos de Argentina, especialmente asociado a troncos en descomposición de coihue. Su fructificación tiene un sombrero en forma de trompeta, blanquecino a ocráceo pálido, con láminas arqueadas y un pie cilíndrico de hasta 10 cm de largo. Su carne se puede consumir cocida y se conserva bien en heladera hasta 8 días o en freezer por más tiempo si se escaldó previamente. Es una especie de calidad comestible baja debido a su consistencia cartilaginosa, pero muy atractiva por su forma y color, que se mantiene y revive al rehidratarla.
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Apagador (Macrolepiota procera)
El apagador, cucurril, matacandil o parasol, es una seta comestible de gran tamaño que se encuentra en praderas, claros de bosques y bordes de caminos. Su sombrero, que puede alcanzar hasta 30 cm de diámetro, es de color marrón pálido. El pie es largo, fibroso y presenta un anillo doble móvil. La carne es blanca, tierna, con un aroma agradable y un sabor suave que recuerda a las avellanas.
Se recomienda consumir solo el sombrero, preferentemente cocido; el pie debe desecharse debido a su consistencia fibrosa. Su época de aparición es en otoño, desde mediados de marzo a inicios de mayo. Es una especie de amplia distribución mundial, apreciada por su sabor y versatilidad en la cocina. Sin embargo, debe evitarse su confusión con especies del género Lepiota, algunas de las cuales son tóxicas.
Girgola rosa (Pleurotus djamor)
La girgola rosa, también conocida como seta ostra rosa u ostra flamenco, es un hongo comestible que destaca por su color rosado. Originaria de regiones tropicales y subtropicales, se cultiva en Argentina sobre sustratos orgánicos como aserrín, paja o residuos agrícolas. Su sabor suave y textura carnosa la hacen ideal para salteados, sopas, pizzas o ceviches. Además, es una excelente fuente de proteínas, fibra, potasio, vitamina B6 y ácido fólico. Su cultivo es sencillo y tiene un ciclo rápido, lo que la convierte en una opción atractiva tanto para productores como para consumidores.
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Colmenilla (Morchella esculenta)
La colmenilla es un hongo comestible muy apreciado por su sabor delicado y aroma intenso. Su sombrero tiene forma cónica o de panal, con superficie alveolada de color marrón claro a oscuro, y se une a un pie cilíndrico blanco o crema. En Argentina, fue citado por primera vez en las Yungas y también se encuentra en la región pampeana y bosques templados del sur. Aparece en primavera y se consume cocida en guisos, sopas o salteados, evitando su ingesta cruda. Su recolección debe ser responsable, ya que puede confundirse con especies similares no comestibles.
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Pata de pájaro (Ramaria botrytis)
El hongo pata de pájaro es una especie comestible que se caracteriza por su forma ramificada similar a un coral, con puntas rosadas a rojizas. Su cuerpo fructífero puede alcanzar hasta 20 cm de altura. Es ectomicorrícico, formando asociaciones mutualistas con árboles de hoja ancha. En Argentina, se encuentra en bosques mixtos de la región patagónica, especialmente en áreas donde se produce la suculenta Tricholoma matsutake.
Su sabor es suave y afrutado, aunque algunos individuos pueden experimentar efectos laxantes. Se recomienda consumirlo cocido y con precaución, evitando ejemplares con tonalidades oscuras o completamente blancas, ya que pueden tener un sabor amargo persistente.
Hongo rey (Stropharia rugosoannulata)
Es una especie comestible que destaca por su tamaño y sabor. Su sombrero, de hasta 30 cm de diámetro, presenta un color marrón rojizo y una textura rugosa, mientras que su pie es blanco y robusto, con un anillo distintivo. Es saprófito y crece sobre madera en descomposición. Se encuentra en zonas húmedas de bosques de pinos en Europa, América del Norte y Nueva Zelanda. En Argentina, se ha reportado su presencia en áreas como el Delta del río Paraná. Su sabor es suave y su carne es carnosa y firme. Es ideal para salteados, guisos o a la parrilla. Se consume cocido y se recomienda evitar su ingesta cruda. Además de su valor gastronómico, se ha estudiado su cultivo en sustratos como aserrín de álamo suplementado con borra de café, mostrando potencial para producción en Argentina.
Ahora que ya conoces algunos de los hongos comestibles en Argentina, descubre en este vídeo las curiosidades de los hongos.
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- González Matute, R.; Postemsky, P.; Bidegain, M.; Robledo, G. L. 2025. Hongos comestibles en Argentina: saberes, normativas, panorama actual, oportunidades y perspectivas. Lilloa 62 – Suplemento N° 1: “Hongos comestibles en Latinoamérica”: 253-287.
