Acantilado: qué es, tipos, cómo se forma y ejemplos
Un acantilado es una formación geográfica caracterizada por pendientes pronunciadas que se desarrolla principalmente en zonas costeras. Existen acantilados formados a causa de la erosión marina, de deslizamiento, de hielo, entre otros. Si quieres conocer más acerca de qué es un acantilado, tipos, como se forma y ejemplos, continúa leyendo este interesante artículo de EcologíaVerde.
¿Qué es un acantilado?
Un acantilado es una formación o accidente geográfico caracterizado por una pendiente muy pronunciada, ya sea vertical o inclinada, que se desarrolla principalmente en zonas costeras, aunque también puede encontrarse en márgenes de ríos, lagos o zonas montañosas, siendo los acantilados marinos una de las geoformas más habituales.
La altura de un acantilado puede variar desde pocos hasta superar cientos de metros en casos extremos. Su composición es diversa y depende de la geología local: pueden estar formados por granito, caliza, arenisca, margas, basalto u otras rocas. La estabilidad de estas paredes naturales está condicionada por factores como:
- La resistencia y fracturación de la roca.
- La energía del oleaje y las mareas.
- Cambios climáticos pasados y presentes.
- Variaciones del nivel del mar.
- Procesos gravitacionales como desprendimientos o deslizamientos
¿Cuáles son los tipos de acantilados?
Existen varios tipos de acantilados que se clasifican según sus características geológicas y su morfología. A continuación, te presentamos algunos de los tipos de acantilados más comunes:
- Acantilados formados a causa de la erosión marina: son los más característicos. Se generan por el impacto continuo de las olas que desgastan la base del relieve, formando cuevas, plataformas de abrasión y paredes abruptas. Con el tiempo, el derrumbe de la parte superior favorece el retroceso del acantilado. Descubre más sobre la Erosión marina: tipos, ejemplos y consecuencias.
- Acantilados de deslizamiento: estos acantilados se forman a causa de deslizamientos o desprendimientos de rocas, es decir, de movimiento de tierras. Las capas de roca se desplazan hacia abajo, creando una pendiente empinada o vertical. Factores como la gravedad, la erosión y la saturación del suelo pueden contribuir a estos deslizamientos. Suelen desarrollarse en rocas poco consolidadas, suelos saturados de agua o zonas con pendientes inestables. Presentan taludes irregulares y cicatrices de deslizamiento.
- Acantilados de hielo: en latitudes donde las temperaturas son muy bajas, los acantilados de hielo se forman cuando los glaciares esculpen la roca subyacente. La acción de los glaciares puede tallar valles y formar acantilados de gran altura.
- Acantilados de origen tectónico: se originan como resultado de movimientos tectónicos, como la elevación de placas o la actividad sísmica. Los acantilados tectónicos pueden tener formas diversas y se asocian a menudo con fallas geológicas.
- Acantilados volcánicos: en áreas volcánicas, la solidificación de coladas de lava, depósitos piroclásticos o la erosión de antiguos conos volcánicos puede generar acantilados escarpados. Son frecuentes en islas oceánicas de origen volcánico como Canarias, Hawaii o Islandia.
¿Cómo se forma un acantilado?
Los acantilados se forman a lo largo de escalas de tiempo geológico debido a la interacción de procesos erosivos, estructurales y gravitacionales. La morfología final depende tanto del tipo de roca como del clima, la energía del oleaje y la tectónica del lugar. A continuación, se presentan los principales mecanismos que intervienen en su formación:
Erosión marina o lacustre
La acción del agua es uno de los factores más determinantes en la formación de acantilados costeros. La energía del oleaje golpea repetidamente la base de la pared rocosa, generando procesos de abrasión (abrasión por partículas transportadas), hidráulicos (presión del agua en grietas) y corrosión química (disolución de minerales). Con el tiempo se forman cuevas, entrantes y plataformas intermareales. Cuando la base queda socavada, las partes superiores pierden soporte y colapsan.
Erosión eólica
El viento, especialmente en zonas áridas o costeras, transporta partículas como arena y polvo que desgastan la superficie de las rocas, afinando aristas y acentuando pendientes. Aunque es un proceso mucho más lento que la erosión marina, contribuye a pulir y modelar las paredes.
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Erosión fluvial
Los ríos inciden en la roca, creando valles estrechos con paredes abruptas que pueden transformarse en acantilados. En ambientes continentales, los cauces encajados generan acantilados fluviales, como los del Colorado o Iguazú. La erosión fluvial suele actuar como un precursor que "prepara" un relieve que luego será intensificado por otros procesos erosivos.
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Movimientos tectónicos
La tectónica juega un papel esencial en la génesis de muchos acantilados, ya que los movimientos verticales de bloques pueden dejar expuestas paredes abruptas que el mar comienza a erosionar. Por otro lado, el desplazamiento brusco de bloques a lo largo de fallas puede generar escarpes rectilíneos que funcionan como acantilados, y, en algunos casos, descensos del terreno pueden exponer zonas que luego son atacadas por la erosión. Ejemplos de acantilados de origen tectónico se encuentran en Nueva Zelanda, Islandia y la costa del Pacífico sudamericano.
Colapso y deslizamientos
La gravedad cumple un rol clave en la evolución y retroceso de los acantilados. Fragmentos individuales de rocas pueden desprenderse debido a fracturas, infiltración de agua, cambios térmicos o socavamiento en la base. Por otra parte, masas grandes de material se desplazan ladera abajo cuando las capas inferiores son más débiles o están saturadas de agua.
¿Cuáles son los acantilados más famosos?
- Acantilados de Los Gigantes (España): ubicados en las Islas Canarias, estos son uno de los acantilados de España más famosos. Presentan alturas sorprendentes que superan los 600 metros en algunos lugares.
- Acantilados de Cabo da Roca (Portugal): conocidos como el punto más occidental de Europa continental, los acantilados de Cabo da Roca ofrecen vistas panorámicas del océano Atlántico y alcanzan los 140 metros de altura.
- Acantilados de Mar del Plata (Argentina): estos acantilados, que se extienden a lo largo de varios kilómetros de la costa bonaerense, destacan por su origen sedimentario y su relevancia geológica. Alcanzan alturas variables, generalmente entre 10 y 25 metros, y exponen estratos que permiten estudiar la historia climática del periodo Cuaternario en la región. Además, constituyen uno de los paisajes costeros más emblemáticos del país.
- Acantilados de Kalaupapa (Hawái, EE. UU.): situados en la isla de Molokai, los acantilados de Kalaupapa alcanzan hasta aproximadamente 1.010 metros sobre el nivel del mar, transformándose uno de los acantilados más altos del mundo.
- Acantilados de Moher (Irlanda): es uno de los acantilados más icónicos del mundo. Se extiende a lo largo de 14 km en la costa oeste de Irlanda y alcanzan los 214 metros de altura. Sus paredes de roca oscura caen casi verticalmente al océano Atlántico.
- Acantilado de Trolltunga (Noruega): aunque no es el acantilado más alto en términos de altitud desde el nivel del mar, Trolltunga es conocido por su prominencia y ubicación impresionante sobre el lago Ringedalsvatnet.
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¿Cuál es la importancia de los acantilados?
- Protección de las costas: los acantilados actúan como barreras naturales frente al oleaje y las tormentas.
- Refugios de biodiversidad: los acantilados conforman el hábitat de diversas aves, plantas rupícolas y otras especies, muchas de ellas endémicas, ofreciéndoles refugio, alimento y sitio de reproducción.
- Registro geológico: permiten observar capas, fósiles y estructuras que ayudan a comprender la historia del territorio.
- Turismo y paisaje: son atractivos naturales de alto valor estético y cultural que atraen a numerosos turistas.
- Investigación científica: ayudan a estudiar la erosión costera, cambio climático pasado y futuro y las dinámicas marinas.
¿Cuál es la diferencia entre acantilado y precipicio?
Aunque ambos términos se refieren a pendientes muy abruptas, no significan exactamente lo mismo. Un acantilado se asocia principalmente a zonas costeras o lacustres y suele estar ligado a procesos de erosión marina, mientras que un precipicio es un término más general que describe cualquier caída vertical pronunciada, sin importar si se ubica en montañas, cañones, riberas o costas. En resumen, todo acantilado es un precipicio, pero no todo precipicio es un acantilado.
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- Zavala, C., y Freije, H. (2005). Geología de los acantilados. Las mesetas patagónicas que caen al mar: la costa rionegrina. Argentina. Gobierno de Río Negro, Viedma, 187-199.
